“La palabra
crea” es una frase repetida constantemente en círculos
ocultistas, frecuentemente, más repetida que entendida.
También se repite constantemente el axioma hermético
“Nada
está inmóvil; todo se mueve; todo vibra
”1.
Esto último ha
sido confirmado por la ciencia hace mucho, se sabe que las moléculas
vibran, sus enlaces lo hacen constantemente, incluso en el cero
absoluto2,
la más baja temperatura en el universo, existe vibración,
todo este conocimiento se deriva de la física cuántica
(tan burdamente usada para justificar todo durante los últimos
años).
La vibración está
presente en todo y caracteriza todo, la vibración de las
moléculas ante la luz las caracteriza a un nivel de ser
posible describir su propia estructura con solo saber como estas
vibran. La ciencia mundana ha avanzado mucho en confirmar aquello que
en los auténticos círculos de iniciados es un
conocimiento inmemorial.
Todo sonido impregna un
espacio, haciendo que las moléculas que conforman el aire
oscilen armónicamente al propagarse este. Hasta aquí
solo un fenómeno de mecánica de las ondas, pero hay
más. Cada palabra dicha trae consigo un pensamiento asociado,
una idea, que primero fue una imagen y un sentir y luego fue
traducido en palabras que les representaran en mayor o menor medida.
Cada palabra evoca una
imagen, con ello, también una energía, una fuerza
subyacente a la capacidad de comunicarse. Los pensamientos también
vibran.
Cuando nombramos algo, le
vinculamos con un poder. Así entonces, cuando en la magia se
usan nombres y lemas mágicos, estos se ven fuertemente
vinculados a fuerzas, de ahí que la elección de estos
sea un tema importante.
El nombre mágico
Usualmente en círculos
de personas vinculadas a la magia, se entra en profusas discusiones
en torno al nombre mágico, se buscan referentes mitológicos,
numerológicos, alegóricos, etc., un sin fin de métodos
para elegir “el correcto”.
El solo hecho de buscar y
elegir un nombre mágico ya genera un conflicto. En la
antigüedad (y aún hoy en tradiciones que custodian los
secretos antiguos), el nombre mágico era entregado por el
maestro3
al discípulo, era simplemente impensable que el alumno, por si
solo, encontrara el adecuado, al desconocer las claves vibratorias y
sentidos profundos de este, se veía limitado y por ende, su
maestro, cuando era el tiempo adecuado, le entregaba uno.
Este nombre, podría
llegar al maestro por más de una vía, siempre
dependiendo de la conexión espiritual de este. Las dos más
habituales eran, la inspiración directa de parte de este, que
recibía de sus propios guías espirituales invisibles
aquel nombre que otorgara las vibraciones más adecuadas para
el desarrollo espiritual y mágico de este. La segunda era por
mediación de sistemas prestablecidos, de un carácter
oracular, secreto y propio de cada tradición, el cual otorgaba
un nombre con las condiciones adecuadas, proveniente de las fuerzas
invisibles custodias de dicha tradición.
Actualmente, las
personas, en ausencia de un maestro que los regule y guíe
debidamente, eligen por si mismas un nombre mágico, al
hacerlo, usualmente, buscan como referente a un personaje de su
admiración, una clase de energía que desean traer a su
vida o cualquier elemento que sea compensatorio de aquello que se
sienten más carentes. Similar como sucede en la búsqueda
de la deidad tutelar, creyendo que los hombres eligen a los dioses,
siendo que en verdad, los dioses eligen a los hombres para tomarlos
bajo su tutela.
Aquellos que se sienten
más indefensos ante el mundo, eligen una imagen de poder,
pensando que les otorgará aquella fuerza que no ven en si
mismos. Los carentes de místicismo y conexión
espiritual, buscan justamente referentes mitológicos o
folkloricos de seres espirituales, antiguos magos o hechiceras o
dioses relacionados a la brujeria. Nada de esto pasa a ser más
que una compensación y eventualmente, hallan que su nombre no
les entrega lo adecuado, que no sienten aquello que buscaban en él...
¿Hora de cambiar de nombre mágico?...
El nombre mágico
no representa a lo que queremos llegar, sino, lo que necesitamos
aprender para llegar, no al destino que creemos debemos tener, sino
al destino que nuestra alma reconoce, más allá de toda
fantasía egóica. El nombre mágico entonces puede
evocar una fuerza ante la cual, al afrontarla, la conciencia se
abrirá a comprender aquello que necesita, aquel aspecto de si
que requiere luz y equilibrio.
Aquel que ha recibido un
nombre mágico de parte de su maestro, tiene una poderosa guía
en él que puede ser profundamente meditada para sacar a la luz
la propia esencia espiritual
Otro axioma hermético
dice “El
TODO es Mente; el universo es mental ”4,
lo cual, aplicado a este caso se ve en que aquel que elige un nombre
mágico para compensar lo que le falta, solo evoca
constantemente su carencia, alimentandola. Por otro lado, el nombre
recibido de acuerdo a las costumbres antiguas, evoca aquello que
llena sus carencias, aquello que lleva a la persona a su equilibrio.
Así entonces, toda
discusión sobre si el nombre debe provenir de una imagen
divina, si debe tener correspondencia numerologica, astrológica
o elemental al momento de elegirlo se vuelve fátuo, no es la
mente la que elige, dicha elección no existe, es el espíritu,
el aspecto divino dentro de cada uno quien hace la elección y
dicha elección, incluye y condiciona que una persona
debidamente calificada haga entrega del nombre, no una elección
de la mente, equivalente a quien va a comprar un cuadro y buca el que
más le guste para decorar su habitación.
El indicador de que el
nombre no debe ser elegido por la persona sino entregado por alguien
debidamente capacitado es la constante discusión y ausencia de
acuerdo en torno a como debe ser elegido, a que debe representar, a
que se debe vincular, que condiciones debe cumplir, etc.
El ser humano separa todo
para entenderlo, pero en su desequilibrio, en ausencia de armonía
con la naturaleza, corta en exceso y donde no debe, separa,
sobreanaliza5,
si lo divino esta en la unidad, la mente humana se aleja de ella al
tratar de cortar todo en infinitesimales segmentos, solo para saciar
su avidez, pero sin llevar a aquello que el ser, en su conjunto
necesita, la unidad y equilibrio con el universo.
Cabe mencionar que el
nombre mágico se mantiene para una linea ocultista, solo en
muy raras ocasiones y bajo determinadas condiciones este puede ser
cambiado, siempre bajo la autorización o por instrucción
de los guías espirituales de dicha linea.
Más que un debate
en torno a como elegir un nombre mágico, es necesario el
reconocer la necesidad de un guía preparado que lo entregue,
no alguien que sepa más, sino alguien que tenga las
condiciones espirituales, los derechos6
y formación adecuada para ello, en ausencia de tal, el nombre
mágico no pasa a ser más que un pseudónimo sin
trasfondo espiritual.
Por último, pero
no menos importante es las precauciones ante su uso. El nombre mágico
es un elemento de referencia, esa alma será reconocida por ese
nombre, puesto que al recibirse, media la presentación de
parte del maestro ante los espiritus tutelares (de ahí la
necesidad que sea una persona con las condiciones adecuadas quien lo
entregue), por ende, en los mundos sutiles la persona será
reconocida por dicho nombre, algo de no menor importancia. Por lo
mismo, un mago jamás revelará su nombre mágico a
cualquier persona, menos aún haciéndolo público
como muchos acostumbran, se tratará de algo que quedará
solo en su círculo más intimo y espiritual de personas.
Una de las razones de
este secreto ante el nombre mágico, es que, al ser reconocido
por ese nombre en los mundos sutiles, una parte de su poder esta
enlazado a él, haciéndolo además blanco eventual
de cualquier ataque, al ser identificado por los seres de ese modo.
Si el nombre ha sido proferido, pero ninguna entidad tutelar lo
reconoce como alguien bajo su custodia (cosa que elige la entidad,
independiente que la persona se considere a si misma bajo su tutela),
entonces la persona estará indenfensa ante lo que llegue, es
equivalente a darle un GPS que marque su ubicación a
cualquiera que le desee dañar. Solo personas con gran
habilidad y poder pueden darse el lujo de exponer su nombre mágico
sin mediar inconvenientes.
El lema mágico
Un elemento menos
conocido y usado es el lema mágico. Al igual que el nombre,
representa parte de la identidad mágica, pero a diferencia de
él, este puede ser elegido según los anhelos
particulares y puede, eventualmente, ser cambiado.
El lema representa
aquello que el mago desea lograr, como se ve a si mismo y como se
desea ver en su avance. Por esto, puede ser cambiado eventualmente a
lo largo de la vida, al cambiar las aspiraciones individuales.
El lema mágico,
puede ser en el idioma natal del mago o en otro que este prefiera, en
su elección, puede dar rienda suelta a su creatividad,
apoyándose en conocimientos históricos, folklóricos,
astrológicos, etc.
El lema mágico,
debe, una vez elegido, ser presentado ante las entidades espirituales
con que se trabaja, según mande la linea a la que se
pertenezca, así entonces, este lema será un llamado a
estas fuerzas para trabajar en pos de una causa, a hacerse presentes.
Otra diferencia al nombre
mágico, es que el lema, si bien es privado y personal, puede
ser conocido por otras personas, sin que haya mayores inconvenientes,
debido a que la fuerza que este convoca, se vincula netamente a quien
ha realizado las debidas presentaciones, convenios, pactos o lo que
respecte a su linea (o sea, cuyo nombre mágico ya es
reconocido oficialmente por los espiritus tutelares), por ello, nadie
más, aunque haga uso de él, puede acceder al poder que
este evoca por solo repetirlo.
Nombre y lema son dos
elementos angulares en la formación del practicamente de
magia, por ello, no deben ser tomados a la ligera. Como ante todo, el
sentido común dicta una máxima ineludible “ante
la duda, abstente”.
1Tercer
principio hermético
2Dicha
temperatura corresponde al 0 K, lo que es -273,15 °C
3Cabe
hacer aquí una aclaración de carácter
fundamental. Solo el maestro interno, el propio espiritu es
incuestionable y jamás se equivoca, pero, hasta que la
persona alcance la comunión con este, la presencia de un
maestro físico es de crucial importancia para que el
crecimiento se de conforme a las bases espirituales.
4Primer
principio hermético
5La
palabra análisis de hecho significa cortar en partes,
descomponer
6Es
decir, las iniciaciones del grado necesario para conceder esto